A la hora de solicitar los servicios de una empresa de limpieza, debes saber que hay diferencias entre los trabajos requeridos en una casa y los que se necesitan en edificios o locales. En este artículo te detallamos las claves que hacen que estos dos servicios sean distintitos.
Limpieza del hogar: limpieza a pequeña escala
La limpieza del hogar se caracteriza principalmente por la envergadura del trabajo: se trata de una limpieza a pequeña escala. Es además un entorno que permite una flexibilidad mayor que en el caso de edificios o locales, tanto en las tareas a realizar como con los horarios de trabajo. Por ejemplo, en un edificio de oficinas, es más probable que la limpieza sólo pueda realizarse al final del día, una vez terminan su actividad las empresas, para trabajar en mejores condiciones cuando los espacios están vacíos. Sin embargo, en una casa, los horarios se ajustan al ritmo de vida de los particulares, o a sus necesidades especiales.
Por otro lado, la limpieza del hogar es un servicio fácilmente personalizable: las tareas a realizar pueden irse añadiendo o quitando, en función de lo que se requiera. Los servicios que incluye la limpieza del hogar van desde tareas rutinarias, como la limpieza general de la casa entera o los baños, hacer la colada o planchar, hasta trabajos más específicos, como la limpieza de cristales, la limpieza exhaustiva de la cocina, el repaso de las juntas del baño, etc.
Los motivos por los que en una casa puede precisarse contratar los servicios de una empresa de limpieza para encargarse de estos trabajos pueden ser muy variados, pero generalmente responden a una necesidad de delegar responsabilidades o de liberar tiempo para dedicarlo a otras cosas.
Limpieza de edificios y locales
La limpieza de edificios y locales es un trabajo de mayor envergadura, ya que las estancias son mayores y las tareas pueden requerir un tratamiento más especializado. Es mucho más común dentro del sector ya que la gran mayoría de las empresas externalizan los trabajos de limpieza, algo que no se da en el entorno de hogares.
Los trabajos en este tipo de espacios, por norma general, siguen una planificación fija de tareas. Las necesidades de limpieza no varían de un día para otro, a no ser que hayan tenido lugar eventos circunstanciales o que se contrate un tipo de limpieza más exhaustiva cada cierto tiempo, como la limpieza de cristales. Así como en una casa los trabajos pueden variar a lo largo de semana, en un entorno de oficinas las tareas son más rutinarias.
Gran parte de las empresas y propietarios de locales comerciales externalizan los servicios de limpieza por las ventajas que ello supone. Por un lado, es fundamental que los espacios se encuentren limpios y ordenados, tanto de cara al cliente como de cara a la propia plantilla. Por otro, no es un trabajo que, en principio, corresponda a los empleados de la compañía, ya que en muchas ocasiones se precisa de un equipo profesional para realizarlos.
Aunque con sus diferencias, cabe destacar que ambas modalidades se desarrollan dentro de la normativa legal en todos los casos. Trabajadores y clientes de las empresas de limpieza están siempre cubiertos con las máximas garantías, tanto si se trata de acudir a casas particulares, como si el trabajo se debe realizar en edificios y locales.