Podemos clasificar los diferentes tipos de discapacidad o diversidad funcional en tres grandes grupos: motriz, sensorial e intelectual. No todos los tipos de discapacidad afectan de igual manera a las personas, y algunos suponen menos barreras que otros a la hora de desarrollar una vida normal. En este artículo te contamos en qué consisten cada una de estas grandes categorías.
Discapacidad motriz
La discapacidad motriz hace referencia a aquella que disminuye o imposibilita la movilidad total o parcial de una o varias partes del cuerpo, dificultando la realización de las actividades motoras más convencionales. Algunas de las principales consecuencias de una discapacidad de tipo motriz pueden ser: dificultades de coordinación, movimientos sin control, alcance limitado, fuerza reducida o habla no inteligible.
Una de las mayores dificultades con las que tiene que lidiar una persona con diversidad funcional de tipo motriz es la de superar las barreras que presenta el diseño arquitectónico de nuestros espacios y ciudades. Escaleras imposibles, puertas estrechas, aceras angostas u ocupadas por elementos del mobiliario urbano, baches, ausencia de baños públicos adaptados, ausencia de ascensores o rampas para acceder al transporte público, etc.
La eliminación de estas barreras arquitectónicas tiene un importante peso a la hora de favorecer la inclusión de las personas afectadas en todos los ámbitos sociales, culturales y educativos.
Discapacidad sensorial: auditiva y visual
La discapacidad sensorial alude a la disminución de la capacidad perceptiva de alguno de los sentidos, generalmente, el oído y la visión, dando lugar a la discapacidad auditiva y la discapacidad visual.
Discapacidad auditiva
La discapacidad auditiva es la disminución de la capacidad de percepción de uno o ambos oídos. Se evalúa en función del grado de pérdida de sonido. Las personas con diversidad auditiva pueden tener sordera, cuando se ven afectadas por una imposibilidad total, o ser hipoacústicas, cuando la diferencia se da de forma parcial.
Este tipo de discapacidad puede ser congénita o adquirida, algo de vital importancia con incidencia directa en las competencias lingüísticas. Si una persona comienza a dar signos de sordera a partir de los tres años, es muy posible que recuerde la lengua oral, experiencia que le ayudará a la hora de comunicarse; algo de lo que carece una persona con una sordera congénita.
Las personas con discapacidad auditiva cuentan con el lenguaje de señas tanto para comunicarse entre personas son su misma condición, como para hacerlo con cualquier otra persona.
Discapacidad visual
La diversidad funcional de tipo visual es una limitación, total o parcial, de la capacidad de percepción de la vista. La ceguera es la imposibilidad total de la vista, mientras que una disminución visual alude a la pérdida parcial de visión. Las afecciones visuales pueden ser congénitas o adquiridas, en función de si se dan de forma prenatal o a lo largo de la vida, por ejemplo, por enfermedad, vejez o traumatismo.
Las personas con discapacidad visual no cuentan todas con las mismas herramientas para llevar una vida normal, puesto que influye mucho si la disminución visual es congénita o ha sido adquirida. Una persona con ceguera adquirida conoce los colores o los gestos y posturas culturalmente establecidos, mientras que una persona nacida con ello carecerá de estas nociones.
En 1821, Louis Braille desarrolló el Sistema Braille, un lenguaje consistente en la distribución de puntos en relieve que posibilita a las personas ciegas el acceso a la lectura y la escritura. Hoy en día, la cuestión de la accesibilidad de contenidos en entornos como el de Internet adquiere un gran peso a la hora de eliminar barreras para las personas ciegas o con baja visión.
Discapacidad intelectual
La discapacidad intelectual alude a una serie de limitaciones tanto en el funcionamiento intelectual como en las conductas adaptativas. Afecta a las habilidades que una persona aprende para funcionar en el día a día, como aquellas referentes a la comprensión y la comunicación. Su relación con el entorno es un factor fundamental: el aprendizaje y la respuesta ante diferentes situaciones depende tanto de la propia persona como de las barreras que le rodean. En un entorno mas accesible, las personas con diversidad intelectual tienen menos dificultades, y sus limitaciones parecen menores.
La diversidad intelectual tiene muchas causas posibles, ya que puede originarse tanto durante el embarazo o el parto como durante los primeros años de la vida. En cualquier caso, siempre antes de los 18 años.
El autismo, el Síndrome de Down o la enfermedad del Alzheimer son algunos ejemplos de discapacidad intelectual. Es importante señalar que no se debe confundir diversidad intelectual con enfermedades mentales o trastornos psicológicos.
Aunque los diferentes tipos de discapacidad se dividen en estos grandes grupos, pueden darse discapacidades múltiples, especialmente cuando una tiene implicaciones directas sobre otra, como puede ser el caso de una discapacidad intelectual, la cual puede afectar a su vez a las habilidades motoras de la persona.
Al Aldaba CEE tenemos claro que el camino hacia un mundo mejor pasa por la inclusión de las personas con diversidad funcional en todos los aspectos de la vida, y sabemos que para ello tenemos que derribar barreras y transformar nuestros espacios y sociedades en entornos accesibles. Conoce nuestros servicios o haznos llegar tu CV.